Si estás pensando viajar pronto a Madrid, en Infomag Madrid encontrarás toda la información que necesitas sobre qué hacer, qué ver, cómo moverte y dónde hospedarte.
¿Qué lugares debo visitar primero cuando llego a Madrid?. La capital española recibe millones de turistas al año, en todo momento. A diferencia de otras ciudades o islas del país (Ibiza o Mallorca, por ejemplo), Madrid tiene turismo todo el año. No importa si es invierno, verano o primavera. No importa si llueve o si hace calor. Siempre hay gente en Madrid.
1. El barrio de Malasaña
El hostel donde me quedaba, Hostel One Madrid, estaba ubicado en este barrio y creo fue una de las mejores cosas que me pasó. Es que Malasaña es… no sé. Pero es especial. Sus callecitas. Sus bares. Sus locales de ropa vintage. Su gente. Sus cafés. Todo es particular y encantador.
Si bien no hay una cosa en particular que hacer en Malasaña, se puede hacer de todo. ¿Cómo? Es que Malasaña es para eso. Para perderse. Para caminarlo. De acá para allá. Mimetizarse con su estilo hipster y ochentoso. Ver sus paredes grafiteadas y deleitarse con las frases escritas en las paredes.
Encerrada entre las avenidas Gran Vía, la Castellana y Carranza, la de Malasaña es una de las zonas con más personalidad de Madrid. Si bien en temporada baja vamos a estar más tranquilos y sin tantos turistas, Malasaña es un barrio que se puede caminar a toda hora y nunca sentirse invadido por una masa de turistas. Eso es también algo que lo hace único.
Con transporte público, es muy fácil llegar a Malasaña. Podemos bajarnos en la estación Tribunal (línea 1 y 10), en Plaza España (línea 2, 3, y 10) o en Bilbao, San Bernardo o Alonso Martinez (linea 4). Incluso podemos dirigirnos a la estación Gran Vía (líneas 1 y 5) y de ahí caminar.
2. El Templo de Debod
El templo fue donado a España por el gobierno egipcio para evitar que quedara inundado tras la construcción de la gran presa de Asuán. Todos hablaban de ese lugar, y todos coincidían en una cosa: se ve el mejor atardecer de Madrid. Y no falló. Totalmente recomendable. Qué lugar mágico este templo, por favor. Es que creo no hay otra palabra para describirlo. La energía que ronda ese lugar lo hace, simplemente, único. Y sí. Se ve el mejor atardecer de Madrid. Por lejos.
El templo está muy cerca de dos calles muy conocidas en Madrid: Gran Vía y Calle Princesa, dos arterias comerciales de la capital española. Para llegar en metro, podemos dirigirnos hasta la estación Plaza España (línea 3 y 10) o Ventura Rodríguez (línea 3).También se puede llegar mediante distintos buses, como por ejemplo la línea 74.
3. El barrio de La Latina
Este barrio es uno de los más viejos pero carismáticos de Madrid. Es que tiene algo, un noseque que lo hace diferente. Sus calles conservan ese encanto de hace años, y perderse por sus callejones es especial. De a poco fue volviendo a ganar popularidad y hoy se pueden ver muchos bares y lugares para ir de tapas. Es un barrio con vibras especiales, que contagian.
No hay un plan específico cuando se llega a La Latina sino, como en Malasaña, perderse por sus calles, encontrar gemas escondidas y disfrutar de su arquitectura y encanto. La Línea 5 de Metro nos deja en la estación La Latina, un punto estratégico para recorrer este barrio y apreciarlo en todo su esplendor.
4. El Parque del Retiro
Sean bienvenidos a lo que es, para mí, el mejor parque del mundo. Sí. Del mundo. Es el que el Retiro es eso y mucho más. Es un lugar que te traslada a otra dimensión. Llegas a la Puerta de Alcalá sumergido, quieras o no, en la vorágine de una capital que camina a un ritmo apurado y frenético. Pero cuando cruzas el portal que te sumerge en el Parque del Retiro, todo cambia. Entramos en otra dimensión.
Caminamos sus caminos con paciencia y tranquilidad, y nos podemos quedar horas y horas en él. Su lago, lleno de botecitos yendo de acá para allá, es especial, como también lo son todos sus espectáculos callejeros al borde del mismo.
Excepto por el Palacio de Cristal, el Parque del Retiro no tiene una atracción en particular. Es que la atracción en sí es el parque. Es llevar un libro y sentarse a leer, mientras la gente y el tiempo pasa. Nos tomamos el metro, Linea 2, hasta la estación Retiro. Fácil, ¿no?
5. Nos damos un paseo por la Plaza Mayor, Sol y el casco histórico
Perderse por esta zona tan típica de Madrid puede tener su lado bueno. Es que no importa en qué momento del año uno vaya, si pone un pie en Puerta del Sol, va a ver miles de personas congregadas, sacando fotos, sentadas en la fuente o caminando en círculos. Y a veces eso puede ser agotador.
Pero si uno se aleja un poco y se pierde por las callecitas de la zona, puede tener un experiencia totalmente distinta. No es únicamente ir a Plaza Mayor, por ejemplo, y sacar la foto de rigor. Sino seguir caminando un poco más, entrar en el Mercado de San Miguel y después dirigirse a la Catedral y al Palacio Real. Ver el sol caer desde las afuera del Palacio y entrar en los Jardines de Sabatini.
No hace falta pagar la entrada a ningún lugar o atracción, el encanto es el camino, el recorrido. Eso es lo que hace única esta zona. En Metro hasta la estación Sol. Y de ahí caminando. Van a descubrir cosas increíbles.
6. Observamos la maravillosa e increíble arquitectura de Madrid
No sé si es Buenos Airea o Madrid, dice una canción de Fito Paez muy popular en Argentina. Capaz porque soy porteño. Capaz porque escuché mucho esa canción. Pero la arquitectura de Madrid me puede. Me llama mucho la atención. Puedo quedarme horas y horas viendo sus edificios tan imponentes, su mezcla de estilos, su porte tan real.
No sólo me encanta eso, sino que también me fascina su diversidad. Es que uno puede quedarse deslumbrado por los edificios de la Gran Vía y, en cuestión de minutos, quedarse sin palabras al ver la onda hipster de Malasaña, con sus grafitis y sus edificios viejos pero pintorescos. Y de ahí pasar a La Latina o a Lavapiés. Eso es Madrid. Armonía en la diversidad.
¿Tenemos que hacer tiempo? Vamos de tapas. ¿Te encontrarás con un amigo después de mucho tiempo? Vamos de tapas. Es increíble. Increíblemente hermoso.
7. Ahora llegó la hora de ir de tapas y sumergirse en la movida cultural
No estuviste en Madrid si no fuiste de tapas. Es que… no sé. Hay como una fuerza especial, invisible, que te lleva a ir de tapas, a ir por una caña. Es el recreo perfecto entre actividad y actividad.
La comida española es sublime y en Madrid no es la excepción. Además de los innumerables lugares para poder comer unas buenas tapas (más abajo te cuento sobre algunos), me encanta la ¿modalidad? madrileña de pedir una caña y que te acompañen la cerveza con algo para picar. A veces un poco de salame, a veces unas papas bravas, o a veces aceitunas. Depende el mozo de turno, y su humor. Eso también me fascina.