Entrar en Malasaña es como entrar en un laberinto en pleno centro de la capital española. De repente, las grandes avenidas monótonas se cambian por pequeñas calles llenas de color.
El barrio con los vecinos más bohemios y modernos de la ciudad. Referente madrileño de la moda retro y la cultura underground. El barrio de Malasaña forma un cuadrado irregular flanqueado por la Gran Vía por el sur, la calle Fuencarral por el este, la calle Carranza por el norte y, por último, la calle San Bernardo por el oeste.
Le debe su nombre a Manuela Malasaña, heroína madrileña de los levantamientos del 2 de mayo de 1808 contra las tropas francesas. Este hecho histórico tiene gran importancia en el barrio ya que su punto neurálgico, la Plaza del Dos de Mayo, se ubica en el emplazamiento del antiguo Parque de Artillería de Monteleón donde se produjo un foco de alzamiento al mando de Luís Daoíz y Pedro Velarde. En la actual plaza se conserva un arco del antiguo cuartel y el monumento en honor a estos dos capitanes.
Malasaña está muy ligado a también a la Movida, la revolución cultural y social que surgió en Madrid durante la década de 1980 y que tuvo su epicentro en este barrio de Madrid.
Esta mezcla intergeneracional y multicultural armoniosa existe en la leonera que es Malasaña, dónde los amigos y las familias vagan todos los días de la semana. Por la calle, una francesa comenta que Malasaña es el mejor barrio de Madrid para vivir. Hay de todo justo al alcance de la mano. Todo está a cinco minutos andando. Todos se conocen. Para ella, es el verdadero Madrid: rebelde, joven y creativo.
Añade que es un barrio vivo, burgués y bohemio durante el día pero joven y moderno por la noche. Así es un lugar ineludible después del crepúsculo cuando todos han salido, y los bares están tan llenos que la gente desborda en la calle. El ambiente por las aceras es festivo y todos los tipos de música te sorprenderán en los oídos. Este barrio, con una vitalidad infinita, es el corazón de Madrid.
Es gracias a su riqueza principal, es decir los lugares de culto interminables, cuyas direcciones secretas no quieres revelar a nadie, que Malasaña tiene esta vitalidad. Hay bares, restaurantes, tiendas de ropa vintage, galerías de arte, tiendas de diseñadores, de muebles, de decoración.
Por fin, éste vagabundeo no sería completo sin los olores tentadores que escapan de los restaurantes y te cautivan algunos segundos por su singularidad. ¿Y qué más? Los precios no son enloquecedores para nada y eso nos encanta. En el LINK tienes mi selección de los mejores lugares de culto.
Por Casimiro Fuentes del Corral.